Saturday, October 07, 2006

ADOLFO ANGUIANO VALADEZ. 1917-2006

Adolfo Anguiano Valadez nació en 1917, en Guadalajara, Jalisco. Realizó sus estudios elementales y el bachillerato en la Universidad de Guadalajara, Escuela Preparatoria de Jalisco. En la UNAM estudió Economía y Letras; Lengua y Literatura Francesa en la Alianza Francesa de Palma.

Fue licenciado en Derecho Obrero, y psicólogo en Análisis Transaccional, sustentó la Cátedra de Español, Redacción y Literatura en varias escuelas de Enseñanza Básica y Media Superior, y en la Escuela para Extranjeros de la UNAM.

Su trayectoria en el campo de las letras fue vasta, destacándose en el género de la poesía épica con obras de carácter histórico como: El Corazón de Quetzalcóatl, Premio Nacional de Literatura (1977), en Champotón, Campeche, editada en 1978. Tlamatini Netzahualcóyotl y Flores de la Primavera Indígena, la cual recibió mención honorífica en el Premio de Poesía de Poncitlán, Jalisco, 1979; Yo, Cuauhtémoc a los Siglos Venideros (1978); Tetralogía a Cuauhtémoc, dedicado a Eulalia Guzmán (1963); Tlatouaní Moctezuma II-Xochiquetzal y Xóchitl (1981); Cumbre y Ocaso de Quetzalcóatl (1987) y La Epopeya Anahuacana, encuentro de pueblos de Anáhuac (1987).

Además, en Fresnillo, Zacatecas, recibió el Premio Nacional de Poesía por su poema “Neruda es un Himno” (1975); por “Hombre del Nuevo Continente”, con motivo del 400 aniversario de la fundación de la ciudad de Saltillo, Coahuila, se le otorgó el Accésit en especial por su poema: “Canto a la Alegría a Carlos Pellicer”.

Asimismo, la Asociación Sor Juana Inés de la Cruz le otorga presea por Sor Juana Inés de la Cruz, Crisol de Amor y Luz (1990); el tríptico poético, Homenaje a Francisco Broissin Abdalá (1990) lo hizo acreedor a la Flor Natural del Ateneo Veracruzano; y la Sociedad Sor Juana Inés de la Cruz, le otorga la medalla de oro con inscripción en retablo por Permanencia de Sor Juana en América (1993). Ixtlilxóchitl Dominador de Anáhuac, primera edición 1997.

Miembro de número del Colegio de Literatura del Instituto Mexicano de Cultura. Secretario General de la Adoración Nocturna de México. Miembro de la Legión de Honor Nacional. Presidente de la Rama de Escritores Mexicanos.

Publicó además diversos libros dedicados al estudio de los sueños, entre otros, “El Mundo de los Sueños”, “Aprenda a Analizar sus Sueños” y “Confrontación”.

Falleció en la Cd. de México el 29 de agosto de 2006. Su esposa, hijas e hijos lo recordamos con gran cariño y gratitud.

HORA DE PARTIR

Llegará el día en que te diga:

Señor…

Estoy presto a partir,

mi nave hace agua

y sus velas otrora

erguidas y airosas

vencidas por los vientos

llegaron no obstante

al puerto, arribaron

victoriosas pero inermes

a los vientos, cancinas

las sienes,

sus mástiles erectos

y firmes

ostentan del tiempo

las recias sacudidas,

y no son lo que antaño

el baluarte que resistiera

las tormentas y embates

de rugiente mar y bravío oleaje

No te digo que soy en derrota.

-No. Esta espiga, esta frente

se levanta ante el viento

y persigue del sol

las rutas y atrapa de las brújulas

los arduos caminos

para alzar sobre su proa

ambiciones veleras…

¡No! Que no se diga que arrastro

un fardo en el fondo,

sino que ligero a pesar

de los huracanes,

puedo elevar de mis labios

esta plegaria:

¡Señor, aquí están mis manos,

sembré tu semilla

y los frutos esplenden

de los retoños sus mies!

Ahora ya puedes cortar

de esta caña

la savia que le sustenta,

su quilla ha tocado

los puertos de la esperanza,

y hoy llega por fin

hasta Ti…

y dice:

Padre, mis manos están limpias

gracias a Ti,

mi cuerpo se ha sostenido a flote

contra las mareas y vientos,

¡Gracias a Ti!

¿Qué puedo pedirte?

Si Tú me has dado la vida

y ésta, enriquecida,

vuelve a Ti…

Señor, es tiempo de partir.

-No lo digas-

Que en mi cordaje musita

el viento, y ya lo he oído…

Ésta es mi respuesta:

Cuando Tú lo desees,

esta nave, carabela,

historia, estrella

que Tú encendiste y guiaste,

aunque torpemente, respondió…

ha dejado una estela, que,

tengo la esperanza, realice

lo que mi empresa

apenas esbozó…

De todo lo que hice,

quizá una breve oración,

esta sencilla prez,

quede temblando en los aires

después de mi partida

y brille en otra espiga

dando gracias, en labios

de mi descendencia,

y cantando en loor a Ti

la íntima oración…

-Toma pues esta nave,

no en derrota,

que llega al puerto,

no vencida,

que ha cumplido

el término de su viaje…

Y te ofrece lo mejor que tiene,

una plegaria que dice:

¡Gracias por todo, Señor!

      Adolfo Anguiano Valadez